CAMARADES

El grupo Camarades representa la tendencia operaista de la Autonomía francesa. Hunde sus raíces, a través del recorrido de Yann Moulier-Boutang, en el operaismo italiano. En 1968, Yann Moulier es un estudiante que prepara su ingreso en la Escuela Normal Superior en el liceo Louis-le-Grand. Participa por aquel entonces en el Mouvement du 22 mars antes de unirse a la movida consejista y a la ultra-izquierda en el grupo «Informations et Correspondances Ouvriéres» (ICO), animado por Henri Simon. Yann Moulier participa también por esa época en los Cahiers de Mai. Enseguida descubre el operaismo coincidiendo con militantes italianos de Potere Operaio en 1970. Decide entonces comenzar la traducción al francés de la obra clave del operaismo: «Operai e capitale», de Mario Tronti. Yann Moulier abandona el ICO para participar en la creación de un nuevo grupo con decenas de estudiantes y de jóvenes obreros: Matériaux pour l´Intervention, de los cuales editará ocho separatas entre 1972 y 1973, con el título de «La Stratégie du Refus».
Los temas desarrollados por Matériaux pour l´Intervention están directamente inspirados de las tesis del operaismo italiano. El primer número de «La Stratégie du Refus» trata del «uso capitalista de la escuela». Publica el texto de un colectivo de estudiantes de la universidad de Censier que propone a los estudiantes no seguir considerándose nunca más como privilegiados que luchan por el derecho a la enseñanza. Para este colectivo, los estudiantes deben por el contrario definirse a sí mismos como «trabajadores en formación» que luchan por su autonomía en relación al capital. El texto lleva de esta manera por título «Contra el derecho al estudio y al trabajo, por el derecho al salario». Este análisis se integra en lo que los operaistas llaman «la nueva composición de clase del proletariado»: el proletario no es ya únicamente definido en sentido estricto como un trabajador manual, a partir de ahora también puede ser considerado como un trabajador intelectual, como un trabajador en formación, como un parado o un estudiante precario: es lo que los operaistas llaman el «obrero social», la nueva figura de clase, en oposición al «obrero masa», u «obrero con contrato indefinido», es decir al obrero integrado en el sistema fordista beneficiado de la nacionalidad ciudadana, de un contrato de duración indefinida, de mensualidades, de vacaciones pagadas y de protección social. El «obrero con contrato indefinido» es lo contrario que el «obrero precario». El «obrero precario» hace su aparición en los años 60 bajo la forma del trabajador inmigrante: del italiano del sur que se desplaza para trabajar al norte de Italia o del magrebí que viene a trabajar en Francia. Esta precariedad del proletariado se va a desarrollar durante los años 70 con la crisis económica: la aparición del paro masivo, desarrollo del trabajo temporal y de los contratos de duración determinada. Esta precariedad afecta sobre todo a los jóvenes. Y estos jóvenes precarios son los que componen la nueva figura de clase que resaltan los autónomos con la forma del «joven rebelde urbano».
El segundo folleto publicado por Matériaux pour l´Intervention es una traducción de un texto de Potere Operaio: «El Comunismo de la clase obrera». El número 6 de La Stratégie du Refus tiene fecha de mayo de 1972 y trata de la «lucha de clases en Italia». El mismo año aparece en Italia la obra de Toni Negri, «La Clase obrera contra el Estado». En otoño de 1972, Matériaux pour l´Intervention participa en la creación de una coordinadora internacional. En 1973, el grupo publica «Los obreros contra el Estado», un texto diferente del publicado por Toni Negri el año anterior pero totalmente inspirado por las mismas temáticas. El texto de Matériaux pour l´Intervention insiste más en particular sobre la crítica del concepto de fase de transición socialista poniendo por delante la idea que para luchar por el comunismo, los obreros deben en primer lugar empezar por luchar contra el trabajo, pues el programa socialista es percibido al contrario como un capitalismo de Estado que permite la modernización de la explotación. Otro folleto publicado por Matériaux pour l´Intervention en esa misma época lleva por título «Las Tesis de Potere Operaio». El último número de Matériaux pour l´Intervention aparece en 1973 (número 8), va dedicado a las «luchas obreras en Francia» y llega a la conclusión de la idea según la cual el partido no es más que una táctica al servicio de la estrategia revolucionaria de las masas.
Ese mismo año, Yann Moulier conoce a Toni Negri: en ese momento nace una relación muy estrecha entre estos dos intelectuales que se ha prolongado en el tiempo. No solo se puede decir que Yann Moulier es el principal vector intelectual del operaismo en Francia, sino que en concreto además ha desempeñado esa misma función para el pensamiento de Toni Negri.
La experiencia de Matériaux pour l´Intervention finaliza en 1974 con la creación de la revista «Camarades». El editorial del número 1 insiste en la necesidad de un análisis de la actualidad de las luchas. Camarades denuncia el vacío que existe entre las luchas proletarias y las organizaciones que supuestamente las organizan: «Después de la huelga del 14 de septiembre del 73, se lanza a nivel nacional la primera consigna de huelga, sin los sindicatos y contra los sindicatos, ¿quién puede entonces hablar de reflujo? La verdad es que para el movimiento obrero socialista y comunista oficial la debacle es increíble. Las fachadas de las viejas organizaciones históricas son remozadas; los izquierdistas reconvertidos se esfuerzan por descubrir de nuevo el viejo socialismo radical. Los obreros para engañar al enemigo autorizan todo esto con la boca pequeña. Pero el abismo que se abre es más grande que nunca. Todos los días en las fábricas, los que hablan en nombre de los obreros y que los representan ante la burguesía aprenden a padecer el cinismo calculador y egoísta de los obreros, cuando no sus burlas o sus cabreos». El segundo número de la revista Camarades es un número doble (número 2-3): aparece en abril de 1975 e insiste muy particularmente sobre la cuestión de la crisis económica y el desempleo. Para Camarades, la crisis económica es un ataque deliberado del Capital contra el proletariado: es una reestructuración con el objetivo de romper el movimiento obrero dispersándolo de manera a permitir una mayor explotación y a restaurar la tasa de beneficio. Es lo que Camarades llama «la organización capitalista de la movilidad en el empleo», es decir el desarrollo del trabajo precario (contratos de duración determinada, trabajo interino, trabajo negro, trabajo sin permiso de residencia para los inmigrantes, etc.). Para Camarades, sería inútil y en vano en este contexto intentar luchar contra los despidos o por la autogestión como en Lip. Más que intentar conservar su empleo, los proletarios deben organizarse en comités de parados y luchar a partir de sus necesidades para poder vivir sin trabajar: la lucha por una renta garantizada, la gratuidad y las reapropiaciones.
El número 4 de Camarades (diciembre de 1975) marca un giro en la historia de la revista. Bajo la forma de un cuatro páginas militante en formato A3, este número especial se titula: «Propuesta al movimiento». «Una revista por la recomposición del movimiento revolucionario»: «Camarades convoca para el 10 de enero una asamblea general al conjunto de los militantes que se reconocen en el proyecto de lo que nosotros llamamos la autonomía obrera organizada. Esta asamblea general no es más que la primera de las que tendrán lugar con regularidad y que constituirán la base material del nuevo funcionamiento de la revista Camarades, tal y como ha sido propuesto después de un fin de semana de discusiones». Lo que Camarades llama la autonomía obrera organizada, es de hecho el conjunto de los movimientos sociales extra-sindicales. Pese a que Camarades no era hasta ahora más que un pequeño grupo compuesto por una docena de militantes, la mayor parte de ellos estudiantes, la revista decide a partir de 1976 abrirse hacia el exterior. El orden del día de la asamblea general del sábado 10 de enero es anunciado de la siguiente manera: «Discusión de la propuesta política de la revista: reglas de funcionamiento, colaboración, participación, secretariado, comité de redacción, financiación, iniciativas en torno a la revista. El colectivo que había realizado los dos primeros números y estas 4 páginas (del número 4) someterá las propuestas a la asamblea general así como el proyecto del n°5». El proyecto de Camarades es así definido como un «lugar de confrontación, de discusión y de circulación de la información, de lo que resulta una revista y otras iniciativas de este tipo».
El número 1 de la nueva serie aparece en el mes de abril. Lleva por título: «De la huelga de alquileres en las viviendas Sonacotra a la lucha de las mujeres inmigrantes por un salario doméstico». La cuestión del salario doméstico para las mujeres será de hecho un punto de desencuentro entre Camarades y la OCL. La OCL acusa a Camarades de querer mantener a las mujeres en la función de ama de casa. El número 1 de la nueva serie de Camarades se fija como objetivo convertirse en «una revista militante de la autonomía» y hace pública su voluntad de «hacer circular la información» y de «proponer un lugar de confrontación de nuevas experiencias militantes, sin paralizar todo esto en el resurgir de una organización, de un partido, o de un grupo para la construcción del ‘partido’».
El número 2 de la revista (verano de 1976) es especialmente la ocasión de un debate sobre la cuestión de la violencia en las manifestaciones y la actitud a tener con respecto a los servicios de orden trotskistas (LCR o lambertistas). Se publican dos puntos de vista: uno de Bob Nadoulek y otro de un anónimo firmado «un camarada del movimiento». Para el autor del segundo punto de vista, las prácticas de los lambertistas pueden ser calificadas como «fascinantes», «en un sentido nuevo: a saber, la dominación de un grupo militar bien organizado sobre manifestantes pasivos o incluso inexistentes y la exclusión, cuando lo consiguen, de todos los que no se adhieren a lo que ha sido decidido por la AJS (OCI)». Para Bob Nadoulek, la asimilación de las organizaciones trotskistas por una fuerza reaccionaria es por contra algo inapropiado. El autor del segundo punto de vista precisa sin embargo que no se opone al principio del Servicio de Orden sino únicamente a las prácticas autoritarias de los Servicios de Orden de las organizaciones izquierdistas.
En noviembre de 1976, Camarades impulsa la creación del Collectif d´Agitation, que va a reunir entonces a los Collectifs d´Étudiants Autonomes, el colectivo autónomo de la BNP, el comité de parados del 15e arrondissement, pero también a militantes maoístas de La Cause du Peuple y a una banda de jóvenes conocida como «la Bande de Rueil» (alrededor de Guy Dardel). Es realmente este Collectif d´Agitation el que va a hacer arrancar el movimiento autónomo parisino multiplicando las acciones y organizando las primeras asambleas generales autónomas en la universidad de Jussieu a principios de 1977. Con la emergencia del movimiento durante el otoño, parece que los militantes del Colléctif d´Agitation hayan sido rápidamente identificados como militantes de Camarades. Así, Alain Pojolat, por aquel entonces en el colectivo de la BNP, habla de él y de otro militante, Jean-Paul, como miembros de Camarades, mientras que Jean-Paul, se define a sí mismo como un militante de La Cause du Peuple y habla de los militantes de Camarades en tercera persona.
Por esa misma época, algunos militantes de Camarades reunidos en torno a Bob Nadoulek van a romper con el grupo, como con su análisis marxista, aproximándose así a Marge y a las temáticas désirantes. Esta escisión se produce notablemente coincidiendo con la organización de la concentración autónoma organizada en Strasbourg a iniciativa de los militantes de Marge. Los militantes de Camarades critican entonces fuertemente esta concentración por su falta de organización y de arraigo social.
En junio de 1978, los militantes de Camarades consideran que han alcanzado su objetivo: el movimiento autónomo ya no es solo un proyecto, se ha convertido en una realidad política. La revista deja entonces de publicarse. Al mismo tiempo, la Assamblée Parisienne des Groupes Autonomes ha estallado y los militantes de Camarades se concentran sobre su propia coordinación autónoma, «l´Inter-Collectifs», que se reúne entonces de manera semanal en el local de Camarades, 3 rue du Buisson Saint-Louis, en Belleville, en el 10e arrondissement de París. Aunque oficialmente Camarades ha dejado de existir, en realidad no solo el grupo sigue existiendo, sino que además los militantes nunca han sido tan numerosos. Según Yann Moulier-Boutang, Camarades reúne entonces a unos sesenta militantes. El grupo intenta lanzar un semanario Autónomo. Este proyecto se prepara primero con la aparición de «Zero», «proyecto de semanario del lado autónomo», que aparece a principios de junio. Durante el mes de noviembre, los militantes de Camarades participan en manifestaciones estudiantiles que se llevan a cabo en la capital.
El 23 de marzo de 1979, un gran número de militantes acompañan a los siderúrgicos a su llegada a París. Como consecuencia de la represión durante la manifestación, se realiza un mitin que reúne a 2.000 personas en la Mutualité pero Camarades visiblemente no ha conseguido capitalizar este potencial político. En el mes de abril, el proyecto de semanario autónomo termina por convertirse en un quincenal con el lanzamiento de «Autonomia», con el subtitulo de «por el comunismo». El 24 de junio, Camarades es víctima de un atentado: un incendio provocado arrasa el local de la rue du Buisson Saint-Louis. El propietario del lugar rechaza renovar el contrato de alquiler, Camarades se queda sin local. Camarades parece haber desaparecido por esa época, los militantes van distanciándose progresivamente de la movida autónoma y orientándose hacia una vía política más próxima de la Alternativa. Una parte de ellos se integrará en el CINEL (Centre d´Initiatives pour de Nouveaux Espaces de Liberté) de Félix Guattari y en la acogida y defensa de los refugiados políticos italianos, pero también en las luchas antinucleares y el periódico «La Gueule». En cuanto a Yann Moulier-Boutang, en 1981 pide el voto por François Mitterrand y se dedica a seguir en los años sucesivos la evolución política de Toni Negri.

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