Mascolo, la exigencia comunista


"Ningún 'gran' filósofo ha tenido un amigo. Y sólo una amistad sin reservas, el pleno reconocimiento de un pensamiento plenamente realizado en otro, hace posible el nacimiento en la mente de un pensamiento completo. En consecuencia, es también gracias a la amistad, a esta capacidad de entrar en el amor-amistad, que una experiencia de lo verdadero inalterado es accesible al pensamiento“. Dionys Mascolo,
La Haine de la philosophie

Uno no da con la obra de Dionys Mascolo por casualidad, pero cuando lo hace, suele ser por la amabilidad de un amigo que dirigimos nuestra mirada a sus escritos. Pocos le han leído realmente en vida, aparte de sus amigos y algunos curiosos personajes conocidos en el mundo del pensamiento. Algunos, como Georges Bataille o Gilles Deleuze, por solo citarles a ellos, admiraron la obra de Mascolo. Este olvido se debe sin duda a que en Francia los acontecimientos de mayo del 68 se leen a través del prisma mitológico de la Internacional Situacionista o de la visión reciente de la socialdemocracia francesa. Frente a este olvido de la memoria, algunos sepultureros del viejo mundo han desenterrado sus escritos. Todos y cada uno de sus textos nos reenvían directamente a la intimidad de Dionys, a sus experiencias vividas. Hay una vieja máxima, desgraciadamente vigente aún en nuestros días, que querría separar la vida de la obra de un autor. Este no será el caso aquí, no amputaremos el vínculo entre la vida y la obra de un autor.

Escribir sobre Dionys Mascolo no es una tarea fácil, sobre todo si se quiere captar la potencia sensible de sus escritos. Nunca se escribe entonces realmente sobre Mascolo, sino siempre desde sus amistades. Como se lo resalta Deleuze en su correspondencia, "lo que iría primero para usted, sería la amistad" « Correspondance, G. Deleuze & D. Mascolo », Ligne n° 33). Es desde esta dimensión ética que Mascolo toma partido. Participa en la resistencia de común acuerdo con sus amigos Robert Antelme y Marguerite Duras. Se adhieren al PCF sin esperar nada del Partido, que abandonaran algunos años más tarde, incluso si para guardar las apariencias, este anunció su excomunión. La aventura del grupo de la rue Saint-Benoît, compuesto por estos tres amigos, se corresponde con una comunidad negativa que experimenta durante más de veinte años el comunismo del pensamiento, cuya forma emana de esta cita de Hölderlin: "La vida del espíritu entre amigos, el pensamiento que se forma en el intercambio de palabras por escrito y de viva voz, son necesarios a los que buscan. Fuera de eso, somos para nosotros mismos sin pensamiento. Pensar pertenece a la figura sagrada que juntos figuramos". Durante esta aventura, el grupo de la rue Saint-Benoît abrió un espacio propicio a los encuentros, a los pasajes, a una intensidad particular del pensamiento. Dependiendo de las sesiones, asisten todo tipo de personas, como Henri Michaux, Jean Schuster, George Bataille, Claude Roy, etc. Mascolo nos relata lo siguiente sobre esta experiencia vivida: "Éramos un verdadero grupo de amigos unidos en un intercambio de pensamientos sin reservas. Pero no sólo eso. Estábamos todos por igual comprometidos con la espontaneidad de la intuición: pensamiento naciente, y de nacimiento inventivo, donde pasión y razón no están enfrentadas como ocurre en el pensamiento erudito, sino que no cesan de reforzarse mutuamente una y otra a través de la confianza mutua que se otorgan. (Dionys Mascolo, À la recherche d’un communisme de pensée) El grupo de la rue Saint-Benoît vive la exigencia comunista a través del comunismo del pensamiento. El pensamiento ya no permanece en entornos separados, se reinscribe en una manera de vivir, se experimenta en el poder de la amistad como una experiencia vivida compartida.

Esta exigencia, Mascolo nunca la abandonó, como cuando inicia su libro sobre el comunismo con esta frase: "Hay que empezar diciendo, que la única cuestión realmente necesaria ahora es la del comunismo". Esta cuestión está volviendo a ser un plato del gusto para una buena parte de la generación que luchó contra la reforma laboral en Francia de 2016 y lo que siguió, para la que el comunismo ya no se ve como un objetivo, sino como un medio. Esto nos recuerda uno de los gestos más emblemáticos de la autonomía italiana. La cuestión del comunismo retomó la forma que nunca debió abandonar, la de la cuestión ética. "El comunismo no nos tiene que venir descrito. Nos toca hacerlo a nosotros" (Mascolo, Le Communisme). El comunismo no es un proyecto económico-político que poner en marcha como espera tanta morralla como Frédéric Lordon, Bernard Friot y tantos otros. "El comunismo es el proceso de la búsqueda materialista de la comunicación" (ídem, p.568). Dicho de otro modo, el comunismo intenta restablecer correspondencias para reconciliar la vida con la palabra. "Una palabra sólo puede alcanzar de nuevo la vida si es una afirmación como ella, una presencia, una toma de partido" (Brice Parain, Sur la dialectique). El comunismo afirma una presencia común, una manera de vivir, de organizarse materialmente y existencialmente, que produce correspondencias entre la vida y la palabra y no al revés.

Si el comunismo hic et nunc sigue siendo un mundo atrofiado por el Kapital y la biocracia reinante, aún no está totalmente derrotado, exige dirigir el conflicto hacia nuevos márgenes, como una "lucha encarnizada" (Mascolo & Schuster, Revue 14 Juillet, n° 1, 1958) para derrotar a este mundo.

Mayo del 68 fue para Mascolo y sus amigos el gran intento de derrotar a este mundo. Atrapado en este movimiento, Mascolo conoce a Maurice Blanchot, y de esta amistad naciente surgen los Comités de Acción. Estos comités son para ellos una forma inédita por medio de la cual abandonan la noción de autor y de intelectual por el anonimato, pero los comités son sobre todo un medio para desbaratar "las organizaciones del poder y en busca de poder" S ur les comités d’actions », Mascolo). Los comités de acción desactivan el autoritarismo de la forma-partido, por la inmanencia de un plan de consistencia. Dicho de otro modo, un comité de acción no es para organizarse, es una forma en la que los partidarios se organizan para actuar en consecuencia. Para ello, hay que desbaratar el viejo mito del intelectual comprometido y de sus vanguardias. Mascolo, con el comité de acción de los estudiantes-escritores de Censier, subraya en el boletín la necesidad de que los escritores y los intelectuales llamados "revolucionarios" de hacer una "huelga de la inteligencia", es decir, de "romper con todas las instituciones controladas por el régimen, y no sólo con las que están al servicio directamente de su propaganda, sino con todas a las que intimida por poco que sea, con todas las publicaciones, periódicos, revistas, que no han roto ellos mismos con toda la claridad necesaria (« Une illusion très générale », Comité. Bulletin publié par le Comité d’action étudiants-écrivains au service du Mouvement, no 1, octobre 1968, p. 10). El comité ha tenido siempre la voluntad de liquidar el papel del intelectual, poner fin a la cabeza separada del cuerpo y realiza "la apuesta por la supresión de la literatura al interior de la marea salvaje de la palabra común y de las escrituras colectivas" (Hamel, Plus de livre, plus jamais de livre). Los comités, ya sean de literatura, arte o de lo social, quieren acabar con ello, destituirlos de sus funciones y dejar que el comunismo circule como una experiencia no separada. En definitiva, derrotar "la revolución política". (Nicola Massimo De Feo, Contre la révolution politique).

El post-mayo del 68 es para Mascolo, una vuelta a una cierta discreción en política. Frente a la perpetua búsqueda de reconocimiento por parte de los intelectuales ávidos de aduladores, se mantuvo apegado a la pasión ética, a la exigencia comunista y a aferrarse al único reconocimiento deseable y apetecible: el amor y la amistad. Debemos así retroceder unos años hasta 1955, a un texto admirable y tristemente de actualidad, su único texto publicado en Les Temps modernes titulado "Sobre el sentido y el uso de la palabra izquierda‘". Mascolo hace notar el desprecio de los intelectuales de izquierda por los revolucionarios. Prosiguiendo a continuación, a dejar en evidencia la falsa oposición de la izquierda y de la derecha. Esta oposición ficticia no es más que las dos caras de una misma moneda, la de la burguesía, pues ser de izquierdas para Mascolo "significa ante todo no ser revolucionario". (Mascolo, Sobre el significado y el uso de la palabra "izquierda") Dicho de otra manera, ser de izquierdas es querer contener las fuerzas revolucionarias. Lo que es entonces lo contrario de ser de izquierdas no es ser de derechas, es ser revolucionario. Si para algunos esto es una simple evidencia, para otros fue necesario esperar la insurrección de los "chalecos amarillos" para escuchar las palabras de Dionys Mascolo. Para los demás, siempre se está a tiempo de salir de esta atemperada errancia.

Seguir siendo tercos, o como diría Beckett de otra manera, "No importa. Inténtalo de nuevo. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor" esta es quizás la esencia de la exigencia comunista. Realizar la experiencia de la verdad a través de las amistades y de los amores, porque sin estos vínculos, es difícil pensar el comunismo o incluso pensar una verdad. "Un pensamiento contemporáneo que no es "comunista", que no se ha definido por lo esencial en relación al comunismo, que no se ha nutrido de alguna manera de las exigencias, rechazos, expectativas o perspectivas del comunismo, o que no ha marcado finalmente, incluso indirectamente, la simple existencia de un movimiento comunista, un pensamiento tal no sólo es vano, sino que está condenado a traicionarse a sí mismo. [...] La acción comunista debe ser considerada en este sentido como una inmensa y rigurosa empresa de verificación, en el sentido exacto de la palabra, de todos los valores" (Le Communisme, p. 89-90). La exigencia y la acción comunista conducen a romper las mentiras de este mundo, a afinar una verdad ética y a elaborar una potencia revolucionaria capaz de la "superación de las formas sociales de vida" (Lukacs, Teoría de la novela). Seguir siendo tercos con esta verdad ética, con esta exigencia, permite desmitificar las creencias de la revolución política, recobrar una relación con el mundo y abrir una realidad de las almas. "Rechazar dar por válido el estado de cosas, es la actitud que demuestra la existencia, yo no diría de la inteligencia, sino de la existencia del alma" (Dionys Mascolo, « L’esprit d’insoumission », emisión del 5 de abril de 1993 para la radio belga RTBF).

Louis René, para Entêtement, marzo de 2022

https://www.entetement.com/mascolo-lexigence-communiste/

 

 

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