LA IMAGINACIÓN COMO CAMPO DE BATALLA


"Disastro" significa "separado de la estrella", como señala Blanchot en "La escritura del desastre". Esta separación es común en gran parte del mundo actual, incapaz de contemplar las estrellas, un síntoma evidente de la destrucción de la vida: lo viviente, lo animado, el alma.

1. Deshacer la economía.

El reino de la economía no se desvanece, cada día que pasa va en aumento. La catástrofe se ha convertido en su modo de gobernanza. El desastre coincide de esta de las maneras con la normalidad, para convertirse pues en una simple herramienta de gobierno. La economía ha reducido nuestras vidas a meras cosas para alimentar la estabilidad del gobierno. Gobernar las causas es difícil y costoso; es más seguro y útil intentar gobernar los efectos. Las causas deben ser conocidas, mientras que los efectos solo pueden ser considerados y controlados. Laisser faire, laisser passer - esta ha sido la consigna desde su origen, en tiempos de los fisiócratas - no como la prevención de problemas, sino como la capacidad para gobernarlos, administrarlos y dirigirlos en la dirección correcta una vez que han ocurrido. La crisis no es el producto de un sistema de explotación. Por lo tanto, ya no se debe partir de las condiciones económicas, sino de la vida misma. Se trata de hacer inoperantes las operaciones económicas. [Se trata de desobrarlas] Es necesario deshacer la economía, sin que esta sustracción dé lugar a una nueva identidad constituida. Es por esto que se debe deshacer (rechazar) esta vieja idea del poder según la cual una verdad surge de una declaración que describe adecuadamente el mundo. La estadística, la ciencia del Estado, el idealismo enfermizo que querría convertir el mundo en una empresa total. La siniestra contabilidad del tiempo de nuestras vidas pertenece a una sola esfera, la de la economía. Todo debe ser medible y cuantificable. Todo se puede calcular mientras haya laboratorios para diseccionar la vida. Donde hay un vínculo con la sensibilidad de la experiencia de este mundo, el desastre responde con números. Esta idea corresponde a una cierta visión del lenguaje como simple descripción del mundo. Ya no hay verdades operativas en un mundo donde la verdad tiene que ver con todo lo que se puede vender. La economía es la sustancia de la mentira, un mundo de mentiras que opera en una densa niebla. Por lo tanto, el intento es despojar al mundo de las mentiras, de aquellos que han erigido la arquitectura de este edificio que mantiene nuestras vidas en la desdicha. Una exigencia que responde a la necesidad de una existencia capaz de verdad. Nuestra época es el restablecimiento de la dimensión ética. "Nous écrivons pour armer notre camp dans une guerre qui se livre à même les corps avec les âmes pour point de mire" MC.

2. El alma, el campo de batalla de la época.

Volver al joven Lukács, retomar los gestos de sus obras juveniles. La tragedia persiguió el alma aflijida de Lukács. Su experiencia en la siniestra y mortífera Primera Guerra Mundial fue la experiencia del colapso de un mundo, al ver que la mayoría de sus amigos, desde Max Weber hasta Emil Lask, tomaban partido por la guerra. "Defender la sociedad", ese era el imperativo categórico para justificar el horror. Esta carnicería le reveló el verdadero rostro de lo social y su dominio sobre los seres que, atrapados en esta tormenta de acero, se veían transformados en asesinos sin alma. [societas, del latín, empresa]. Lukács entendió entonces el camino a seguir para liberarse del poder de las estructuras sociales y abordar el plano de la realidad del alma (Seelenwirklichkeit).

Es una cuestión más política que nunca, e incluso estratégica, este asunto del alma. El alma no es aquí una versión new age del alma como la "forma sustancial del cuerpo" de la escolástica. Pocas cuestiones son tan mal comprendidas como esta. Uno tiende a considerar el alma como el nombre mismo de la interioridad y, por ende, como algo eminentemente individual. Hay que decir que el cristianismo, con su juicio final, no hizo poco para enfatizar este carácter individual del alma; se necesitaba un sujeto al que juzgar; un sujeto al que gobernar, diríamos hoy. Y precisamente hoy, la esencia de los seres no es nada que les sea interno, nada que se esconda adentro, sino el conjunto de relaciones de las que son un nudo: the cloud. Y este nudo, buscan deducirlo a partir de las comunicaciones que producimos, mantenemos y ampliamos, esto ademas de la información que transita y hacemos circular a traves de ellas - deducirlo y, si es posible, reducirnos a ello. De esto, trazan un gráfico, una miniatura que diseca nuestra alma, al estilo de las cabezas reducidas. Los shrunken heads: reducir la cabeza permite encerrar el espíritu del enemigo difunto en su interior y, por lo tanto, protegerse de su venganza, pero también apropiarse tanto de su fuerza como de sus cualidades. Foucault decía del alma: no se trata de afirmar que no existe; se trata de ver cómo se fabrica continuamente.

A falta de lograr máquinas capaces de igualar lo humano, se ha emprendido la tarea de limitar la experiencia humana a lo que una máquina puede conocer y extraer de ella. Su perspectiva final es devolvernos a nuestro cuerpo biológico y que no tengamos más vida si no es mediada tecnológicamente. Lograr apropiarse de nuestro alma, materializándola.

"À l’autre extrémité de son orbe historique, le projet de tout gouverner se donne des frissons par la bouche de Yuval Harari intervenant au World Economic Forum de Davos en janvier 2020 : « Si vous connaissez assez de biologie et avez assez de puissance de calcul et assez de données, vous pouvez hacker mon corps, mon cerveau et ma vie. Un système qui nous comprend mieux que nous ne nous comprenons, peut prévoir nos sentiments et décisions, peut manipuler nos sentiments et nos décisions et peut en dernier ressort prendre des décisions pour nous. Bientôt au moins certaines entreprises et certains gouvernements vont être capables de systématiquement hacker tous les gens. Nous autres humains devrions nous accoutumer à l’idée que nous ne sommes plus des âmes mystérieuses. Nous sommes à présent des animaux hackables» " MC

Y cuando la explotación del cuerpo biológico o social ya no es suficiente, es necesario hackear lo inmaterial del alma. Nuestro confinamiento les ha brindado un terreno de experimentación soñado. Si entendemos que el alma es el objetivo central, la serie de operaciones en curso desde el inicio de la crisis sanitaria de la COVID-19 se volverán comprensibles. ¿Cómo hacemos hoy para conquistar "los corazones y las almas de los hombres"? El pensamiento postliberal ha permitido un desarrollo sin precedentes de todos los procesos que separan a los seres de su entorno relacional y los atan a las estructuras fabricadas por el proyecto de los militantes del capital. Ya no se trata de obligar a actuar; se trata de inducir a actuar, de guiar con suavidad al individuo para que tome por sí mismo la libre decisión que, como por arte de magia, corresponde a la elección óptima desde el punto de vista de los gobernantes. Y para ello, es necesario configurar de manera adecuada el entorno de vida del individuo. Basta con aislar al sujeto humano, suspender todos sus hábitos y llenarlo de terror para hacer que pierda todo contacto consigo mismo, para despersonalizarlo y volverlo maleable a voluntad. Habitamos en una trampa, que había permanecido abierta durante mucho tiempo, pero que podía cerrarse en cualquier momento.

3. El nacimiento del capital humano

Hacer del alma el objeto de la gubernamentalidad no es algo evidente, pero podemos recordar en este punto las impactantes palabras de una Margaret Thatcher: "La economía es el método; el objetivo es cambiar el alma". Se trata, para la clase de los capitalistas, de mantener, conservar y aumentar su poder. Para ello, es necesario controlar a toda costa el alma de los sujetos económicos. Cuando traemos a colación a la Thatcher, también estamos hablando de desindustrialización, cierre de fábricas y deslocalización de la producción, del aumento del desempleo y de la polarización de los ingresos. Ya no se trata de cuerpos a explotar, sino de las almas. Es el paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control. Del fordismo al postfordismo. De la subsunción formal a la subsunción real.

La ruina es la condición necesaria para la gestión biopolítica. Toda gestión requiere establecer un orden estratégico, y los cambios infraestructurales son la implementación de este orden. La transición del carbón al petróleo tenía como objetivo emanciparse de los trabajadores y de la potencial amenaza que representaban a través de sus huelgas o, peor aún, del sabotaje de las herramientas de producción. A partir de ahí, los capitalistas (re)tomaron la delantera, con la instalación a distancia de una nueva logística mucho más compleja, liderada por ingenieros y complicada por dispositivos de automatización que intensificaron la impotencia de los trabajadores. O más recientemente, con la implementación del teletrabajo que permite a las empresas dejar de preocuparse más por las huelgas de transporte. Cada reconfiguración del capital consiste en reforzar nuestra imposibilidad de actuar en el mundo, ser despojados del mundo y de nosotros mismos; esa es la política del dispositivo de la Economía. El aumento de esta desposesión generalizada es el resultado de la colonización profunda de un recurso esencial: el ser humano. El "capital humano" es el objeto de los poderosos de este mundo.

La sociedad del capital, después del fin del crecimiento en 1973, supera sus obstáculos, tuvo que rediseñar sus planes, observar qué recurso inagotable se encuentra en lo más bajo. Encuentra esta energía siempre creativa en ese extraño objeto que es la humanidad. El capital humano, finalmente salido de su laboratorio para proliferar en todas partes, así como lo permite la aceleración de la circulación, se toma como la indiferenciación entre producción y circulación.

El nacimiento de la teoría del capital humano se remonta a la década de los años 1960 a través de Theodore Schultz, pero fue popularizada un poco más tarde por los trabajos de Gary Becker, miembro de la sociedad del Mont-Pèlerin. En su obra "Capital Humano", Becker define el capital humano como "el conjunto de habilidades productivas que un individuo adquiere mediante la acumulación de conocimientos generales o específicos, habilidades prácticas, etc.". Desde entonces, cada persona es un trabajador de su propio capital. Cada relación cae en la mediación capital-remuneración. Ya no se habla de trabajo, se habla de empleo, de jefe de uno mismo: de autoexplotación. Y esto en todo, a cualquier nivel contractual, desde cuando subarriendas tu casa a en lo psíquico afectivo haciendo matches. De esta manera, los neoliberales van a destruir por completo una cierta tradición del "trabajo". Esta tradición comienza con John Locke, donde la actividad humana creaba y justificaba la propiedad privada, y posteriormente establecía los "derechos" naturales. A partir de este umbral, Marx conceptualiza la noción de "explotación" como la anexión injusta de los frutos resultado del trabajo. El capital humano hace estallar esta concepción del trabajo al reducir todo lo que hace una persona a la manifestación de un capital y, por lo tanto, elimina cualquier referencia a un "proceso de trabajo". La primacía marxista de la producción o reproducción colapsa ante la difuminación de las diferencias entre producción y circulación. En este nuevo campo de batalla, solo quedan individuos aislados que se han convertido en una empresa de sí mismos, es decir, cada individuo es la materia prima, el producto y el cliente de su propia existencia. Los marxistas ven borroso frente al fin de la distinción clara de "trabajo". De la misma manera, la noción de mercado es un punto ciego en el pensamiento marxista.

Aunque Marx fue un gran defensor de una representación obsoleta del mercado, concebido como una máquina que simplemente trasladaba las mercancías a su lugar "natural", el mercado. La intención de Marx sigue siendo afirmar la primacía de la producción, la cual no puede resultar del intercambio, sino únicamente de la producción. Sin embargo, otras representaciones del mercado están caracterizadas de la siguiente manera: como espacios circunscritos y regulados para la actividad comercial; como infraestructuras para facilitar la circulación de un "valor" líquido en todo el sistema; como máquinas que producen un "excedente" genérico, como estabilizador entre las fuerzas de los compradores o vendedores, pero para la economía neoclásica es el análogo de una mecánica.

En la década de 1930, los neoliberales se lanzaron a una ofensiva contra el socialismo y el marxismo, innovando en la concepción del mercado. La nueva definición del mercado hizo que el modo de regulación pasara a ser el motor del capitalismo y, además, de la verdad. Hayek fue el primero en promover el mercado como un procesador de información, como el medio para refutar definitivamente el socialismo. Así como el "valor trabajo" recibió su golpe de gracia. "La unidad temporal del trabajo como medida fundamental del valor no tiene sentido" (Michael Hardt y Antonio Negri, Multitudes). Sin embargo, después de hacer esta observación implacable, Hardt y Negri nos vuelven a plantear nuevos "modos de producción" no imaginados por Marx, reconvirtiendo, por supuesto, todos los términos clave del marxismo.

La contribución de los postoperaistas con términos como capitalismo cognitivo, trabajo inmaterial, producción social, autogestión, copyleft, etc., en una palabra, su lectura del general intelect resuena, muy a su pesar, con el proyecto ilustrado. Poniendo énfasis en el valor, valorizando aspectos que antes no se tenían en cuenta. Yendo hacia el salario social, los derechos y la ley repiten el antiguo esquema reformista, a cada poder constituyente le corresponde un poder constituido, y siempre sin salirse de las instituciones; pero no hay sociedad buena. Se repite el drama, y esta vez como running gag. Se trata de salir de ese esquema, de este principio, de resquebrajar esa dialéctica hegemónica. Frente a esto, la potencia destituyente.

Este intento de rescate, muy tambaleante, muestra que los marxistas caen en el fuera de juego de su estudio. Los neoliberales tuvieron la tarea de reconfigurar el capital, convirtiendo al mercado en el proceso de nuestro conocimiento como un "procesador de información superior". Un cambio epistemológico es provocado por el "relativismo" neoliberal, introducido mucho antes de la visión posmodernista.

4. La imaginación como campo de batalla

Al llegar a este punto, en este grado de dominación real del presente, con este proceso que llega a su fin, el capital debe ahora más que nunca atacar, no ya a una dimensión pasada de la humanidad, sino su dimensión futura: debe conquistar la imaginación. El hombre está despojado y tiende a ser reducido a su dimensión biológica. En esta carrera hacia adelante, nació la industria del futuro y adquirió una gran magnitud. El capital entra en este nuevo dominio y comienza a explotarlo, provocando una nueva expropiación de los hombres y fortaleciendo su domesticación. El sistema de crédito le permite llevar a cabo esta conquista. Desde entonces, el capital se ha apropiado del tiempo que moldea a su imagen, el tiempo cuantitativo. El movimiento revolucionario, frente a la dominación de un presente y un pasado que abolir, tenía para sí el futuro. Ahora el capital produce el tiempo. El ser humano mismo, carcasa del tiempo, está excluido del tiempo. El capital ha conquistado el futuro. Ya no teme las utopías, incluso tiende a producirlas. El futuro es rentable. Producir un futuro es condicionar a los hombres, desde este momento se trata ya de la programación absoluta. Y hete aquí al CEO de Netflix que afirma sin tapujos que está atacando las horas de sueño: "En realidad estamos compitiendo con el sueño". Después de conquistar nuestros sueños, la industria cultural se atreve a competir ahora con nuestras horas de descanso. Y hete aquí que el ejército francés con su proyecto Red Team recurre a la ciencia ficción con la misión de imaginar el futuro, ya sea en el horizonte de 2030, que en el horizonte de 2060. Recurre a la ficción de anticipación agregando el "dominio cognitivo" [o "de la mente humana"] como una nueva norma en la empresa de colonización de imaginarios. La ciencia ficción acude en ayuda del ejército utilizando la creatividad para imaginar las amenazas del futuro y anticiparlas mejor. ¿Dónde podemos colocar ahora nuestras utopías y ucronías? Todo esto es un indicio claro y evidente de que no hay salida. La modernidad siempre ha tenido esta tendencia a desustancializarnos, a desmaterializarnos hacia donde nos lleva, a reducir nuestra capacidad de acción, a pisotear nuestras potencialidades operativas, creativas e imaginativas, a subsumirlas, sin dejarnos espacio, sin aliento. Pero la imaginación es insondable. La imaginación es ese residuo de inmanencia irredimible. Inmanencia absoluta. Y es entonces cuando la imaginación se nos presenta como una necesidad, como una exploración necesaria para rebelarnos. Dado que el alma en nosotros no es un regalo, se trata de animar estos espíritus, de darle vida al viviente y, para lograrlo, pensar en la imaginación como un campo de batalla es de fundamental importancia. La vida digna de ser vivida es poder, la noche del mundo que tanto asusta a las Luces, justo donde se encuentra el umbral que separa la vigilia y el sueño, en algún lugar entre la emoción y la acción, donde brota y reside la imaginación exploratoria. Por lo tanto, debemos rechazar lo invivible vivido a diario como una simple fatalidad, no solo rechazar lo peor, sino también esta solución que parecería feliz. Se trata de vivir lo posible más allá de lo posible; de imaginar una experiencia de ruptura irredimible, en un gesto de rechazo con el proceso de un mundo que, llegando a su fin, colapsa, que nos arrastra con él y del cual debemos desertar. El desastre define una situación de catástrofe permanente. ¿Cómo escapar del destino occidental? Debemos salir del extravío y rechazar, destruir la conciencia represiva que inhibe todo devenir. Ya no contentarnos con una vida primero mistificada y luego cosificada en una segunda naturaleza hasta la parodia, porque quizás es que no haya un planeta-B, pero lo que si tenemos ya es un planeta Prime o Meta. No contentarnos ya con otro fin del mundo posible, como la única alternativa de una izquierda que solo sueña con gobernar las ruinas. Ya no basta con estar en contra. Rechazar estas posiciones es tomar partido. Aquí es donde debemos focalizar. La imaginación no consiste en proyectar lo pensable hacia el futuro, no es una proyección voluntaria en un mundo de objetos por ordenar, administrar y planificar. La imaginación no es un poder de representación. Desligarse del imaginario capturado entre el gobierno y la economía, y abrir la brecha para desplegar las potencialidades de lo que se ha llamado "imaginación exploratoria". La imaginación se convierte en la facultad de impulsar las pasiones tristes hacia un acontecimiento, aventurarse en una metamorfosis, transformar las pasiones tristes en alegría. [organizar el pesimismo en alegría].

5. De vuelta a Lukács

En su segundo trabajo, la 'Teoría de la novela', que Lukács redacta durante la guerra y que se publicará en 1920, Lukács mantiene como umbral metodológico los desarrollos de 'El alma y las formas' e intenta deshacer las estructuras sociales según este otro plano de realidad. El último capítulo lleva por título 'Tolstói y la superación de las formas sociales de la vida'. El capítulo concluye con Dostoievski, a quien no considera un novelista, sino el cronista de una utopía, de un mundo nuevo cuya característica central es la 'Seelenwirklichkeit' –la realidad efectiva de las almas. Un mundo en el que no son sujetos provistos de una psicología los que chocan y manipulan entre sí sin lograr realmente entrar en contacto, todo esto en medio de una naturaleza abandonada. Más bien, un mundo donde diferentes formas, cambiantes pero legibles, de estar en sintonía con el mundo y los demás resuenan en un universo donde todo cobra sentido de nuevo porque está habitado. 'Es el ámbito de una realidad de las almas en la que el hombre aparece como hombre y no como ser social, ni tampoco como pura interioridad, por lo tanto abstracta, aislada e incomparable, en la que, si llega el día en que esté presente como algo vivido y espontáneo de manera ingenua, como la única realidad verdaderamente efectiva, se podrá construir una totalidad nueva y perfecta, hecha de todas las sustancias y relaciones posibles en ellas y, utilizando nuestra realidad solo como telón de fondo, la dejará tan atrás como nuestro mundo dualista, social e 'interior' dejó atrás el de la naturaleza'.

Reading el manifiesto conspiracionista, 

Londres 26 de mayo de 2023.


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